miércoles, 2 de mayo de 2012

El ocaso del período Heian

Emblema clan Hojo
Emblema del clan Hojo
En la parte final de mi último post hablé sobre el castillo de Odawara, perteneciente al clan Hojo tardío durante 1495 a 1590, cuando les fue arrebatado por Toyotomi Hideyoshi. En ese preciso momento me quedé con las ganas de explayarme un poco más, no sobre este clan, sino sobre el auténtico clan Hojo, uno de los clanes más relevantes en la historia del Japón. Hablar sobre el clan Hojo, es como estirar de la punta de un ovillo y descubrir que la influencia de este clan es una de las más duraderas de la cronología japonesa,  empezando desde el período Kamakura.
El origen de este clan proviene de mucho más allá, del período noble y cortesano llamado Heian. Por ello antes de adentrarme en los hechos históricos que caracterizaron al clan Hojo para llegar a ser uno de los más influyentes en el devenir del Japón, es mejor que empiece por explicar el trasfondo histórico de aquel momento, a través de la trilogía literaria más famosa de todas. 
La literatura japonesa nos ofrece una obra maestra para desentrañar la forma de vida y las costumbres durante el período Heian, el Genji Monogatari, la traducción sería la novela, el relato, la historia de Genji. El valor que tiene esta novela es incalculable dado que fue escrita durante el mismo período Heian, convirtiéndose en una fotografía literaria de como se vivía en aquella época. Por otro lado, comparándose con otras novelas posteriores que mezclan realidad con ficción, ésta es totalmente ficticia, aunque algunos personajes según se ha comentado están basados en personajes que realmente existieron. Por otro lado, a diferencia de otros monogataris posteriores, entre los cuales están los que comentaré, ésta es más una novela, mientras que el resto parecen más romanceros o cantares que estaban basados en canciones de monjes ciegos, que como los trovadores europeos, iban cantando lugar por lugar historias diversas relacionadas con antiguos señores feudales, grandes batallas y hechos destacables, todo entremezclado con enseñanzas y moralejas budistas.
Durante este período de costumbres cortesanas y proliferación de la no violencia física, la influencia sobre el poder se ejercía mediante matrimonios concertados o controles hereditarios. El poder estaba personificado en la figura del Emperador, sus familiares cercanos, y sus más allegados, sin embargo ninguno de estos conseguía realmente hacer uso de ese poder, dado que siempre caía en un miembro de los Fujiwara, los entresijos de la corte imperial eran sin duda territorio de este clan, que ejerció de esta manera su influencia sobre la familia imperial durante casi todo el período Heian. Este control no era muy difícil de mantener una vez se hubiese llegado a las zonas de influencia, el clan Fujiwara era conocido en aquella época por ocupar cargos de ministros y consejeros de la familia imperial, al mismo tiempo que sus hijas eran escogidas para ser esposas o consortes de los emperadores, teniendo una influencia directa sobre todos ellos. Pero tras la muerte del Emperador Montoku en el año 858, Fujiwara no Yoshifusa consiguió que su nieto, el príncipe Korehito, tan sólo de ocho años ascendiese a Emperador, saltándose en el orden hereditario a su hermanastro mayor, el príncipe heredero Koretaka, y así convertirse en el nuevo Emperador Seiwa. Al ser éste tan sólo un niño su abuelo cumplió funciones de Emperador regente, asumiendo todo el poder y control. En las generaciones siguientes se podían dar dos casos: Cuando el niño-emperador tenía la edad suficiente para cumplir con sus funciones, el regente Fujiwara pasaba a ser canciller imperial, manteniendo la influencia en las decisiones. Sin embargo si veían que el niño-emperador demostraba tener una personalidad un poco fuerte e independiente  y existía el peligro que perdiesen influencia sobre él una vez tuviese la edad para coger las riendas del imperio, lo que hacían era que abdicase en favor de su hijo, diciendo que había tomado la decisión de tomar los hábitos para hacerse monje budista y ostentar el título de Emperador-monje, como era también costumbre en los emperadores a una cierta edad. Aunque también se podía dar el caso que simplemente ostentasen el cargo de Emperador-retirado, aunque esta posición no era tan influyente ni tan importante como la de Emperador-monje. Este cambio de padre a hijo también sucedía si había otra facción, otro clan, que al querer tener influencia en la corte quisiese cambiar el orden hereditario a favor de su heredero, entonces antes de que se produciese cualquier conflicto, el Emperador, aconsejado por el canciller imperial, o el joven-emperador, obligado por el Emperador regente, abdicaba en favor de su hijo descendiente de los Fujiwara.
Por supuesto también existía el caso de personajes ajenos a los Fujiwara que ejercían una cierta influencia sobre el niño-emperador y luego también sobre el Emperador ya adulto, en este caso si los Fujiwara veían un peligro en dicha influencia, exiliaban al personaje en cuestión, dándole un cargo sin importancia en un lugar lejano a Kioto, como le sucedió en 901 a Sugawara no Michizane, el considerado referente y erudito de la poesía china en Japón.
Llegado a este punto, quien se este leyendo esta entrada se estará preguntando que tiene que ver el clan Fujiwara con el clan Hojo, sencillamente que el clan Hojo tiene sus orígenes en este período Heian, y aunque su influencia no llegará hasta el período Kamakura, su forma de influir en el poder era similar a la del clan Fujiwara. Ahora después de un salto temporal voy al ocaso del período Heian y en los albores del de Kamakura, una etapa de la que habla el Hogen Monogatari, el inicio de una trilogía literaria que trata sobre el ascenso del clan Taira y su posterior aniquilación. El Hogen Monogatari tiene como argumento principal el cambio de actitud de la política de sucesiones en la capital, pasando de una influencia mediante matrimonios concertados a intentar conseguirla mediante el uso de la violencia. La caída de los valores cortesanos en favor de la actitud de los guerreros viene influenciada por la importancia que estaban obteniendo estos últimos, y como se verá al final del tercer libro, serán finalmente los guerreros del Norte quien acabarán acaparando todo el poder militar. Desde la perspectiva japonesa, deberían ser los guerreros del Este. La percepción que pueda tener cualquier persona occidental sobre la isla principal de Japón, es separarla entre Norte y Sur, sin embargo desde la perspectiva japonesa, esto no es así, la separación se hace entre Este y Oeste, donde quizá la separación entre uno y otro esta en la frontera entre las prefecturas de Gifu y Nagano.
Mientras la vida cortesana en la capital imperial estaba basada en el cultivo en el arte, la literatura y el budismo, debido a una existencia ociosa y pacífica, todo lo contrario podía encontrarse en otras regiones del imperio, alejadas de la influencia y protección de la capital. En estos lugares el cultivo por la cultura y la religión fue sustituido por la doctrina del arco y las flechas. Sin embargo, los cabecillas que gestionaban estas regiones no eran simples guerreros, eran descendientes directos de emperadores que entre finales del período Nara y mediados del período Heian, habían ido enviando a sus vástagos alejados de la línea sucesoria, a dominar diferentes lugares en nombre del Emperador. Después una vez asentados esos territorios, los mantenían y los defendían de hordas enemigas. Debido a esto muchos de ellos no se habían visto influenciados por las formas refinadas de la aristocracia de la capital, sino por el arte de la guerra. No obstante, al ser conocedores de su linaje imperial, la gran mayoría guardaba fidelidad al Emperador de turno, al cual consideraban casi como una deidad. Dos clanes de guerreros predominaban sobre los demás, el clan Minamoto (Genji, leído en chino) y el clan Taira (Heike). Aunque los dos clanes poseían territorios a lo largo de la isla principal, ramificaciones dentro del mismo clan habían creado territorios a los cuales llamar el hogar del clan, mientras los Genji lo tenían en la región de Kanto, en especial en la actual Kamakura, los Heike lo tenían en la península de Ise, no muy lejos de la capital. Por tanto, mientras los Heike podían presumir de cierto poder político al encontrarse cerca del núcleo de influencia, los Genji se veían alejados de éste. Bajo este telón de fondo empieza el Hogen Monogatari.

Escena de la Rebelión de Hogen
Rebelión de Hogen
Esta obra literaria, primera de tres, explica como la capital se encuentra dividida entre una lucha de poder por la sucesión al trono, el Emperador-monje Toba había abdicado en favor de su hijo mayor Sutoku, sin embargo, éste cuando hizo lo mismo en favor de su hermanastro menor Konoe, de tan solo tres años, su padre aún mantenía el cargo de Emperador-monje. Por aquella época, principios del S.XII, los emperadores habían encontrado una manera de no seguir viéndose influenciados por los Fujiwara, como había pasado en casi todo el período Heian. La manera era que al abdicar para sumergirse en el budismo, abandonaban la capital y se trasladaban a templos donde seguían las consiguientes enseñanzas religiosas, desde ahí lejos de los Fujiwara pero suficientemente cerca de los centros de acción, el Emperador retirado seguía manteniendo el poder, en temas como los de sucesión. Sutoku ansiaba la muerte de su padre para ocupar su cargo y hacer abdicar a su hermanastro Konoe en favor de su hijo. Sin embargo, Konoe muere joven, antes que pudiese abdicar, y la sucesión es disputada entre Go-Shirakawa, otro hermanastro de Sutoku, y el hijo de este último. Toba, el Emperador-monje, decide que el sucesor debe ser Go-Shirakawa, y esto hace enfurecer a Sutoku, que ve como su linaje se aleja de la línea sucesoria. Es entonces cuando comienza a buscar alianzas entre los clanes de guerreros, sobre todo entre los más poderosos, los Minamoto y los Taira, sin embargo dentro de estos mismos clanes se crean facciones diferenciadas que apoyan por una parte a Go-Shirakawa y por otra parte a Sutoku. Lo mismo sucede con el clan Fujiwara, que divide sus apoyos entre los dos hermanos. En 1156, un año después del nombramiento de Go-Shirakawa como Emperador, su padre Toba muere, y es entonces cuando comienzan las hostilidades entre los dos bandos, a este período de lucha se le conocerá como la rebelión de Hogen. Aunque el período Heian todavía esta vigente, ya se puede observar como se va acercando a su fin, la que había sido una era de paz de casi cuatro siglos de duración dejaba paso a un nuevo horizonte regido por la violencia e influencia guerrera.
Casi un mes después del comienzo de la rebelión el conflicto acaba con el triunfo del bando del Emperador Go-Shirakawa, y tomándose represalias con los líderes del bando perdedor. Sutoku es capturado y exiliado lejos de la capital, a la isla de Shikoku donde muere pocos años después. Fujiwara no Yorinaga, hijo menor del Emperador regente, Fujiwara no Tadazane, durante el imperio de Konoe, muere durante el conflicto bélico. Minamoto no Tameyoshi, líder del clan Minamoto, muere mediante el ritual de suicidio obligado por su propio hijo, Minamoto no Yoshitomo, que había apoyado al bando contrario. Finalmente Taira no Tadamasa, tío del líder del clan Taira, Taira no Kiyomori, también es ejecutado obligado por su propio sobrino. Una vez tomadas estas medidas, Go-Shirakawa abdica como Emperador a favor de su hijo Nijo, y se convierte en Emperador-retirado, cosa que le facilita la toma de decisiones sin sufrir las obligaciones y presiones del cargo de Emperador. No será hasta 1169 que tomará los hábitos y se hará Emperador-monje, para como su padre y anteriormente su abuelo seguir decidiendo el destino del Imperio desde su recogimiento religioso. Sin embargo, el panorama ha cambiado, ya no son los Fujiwara los que ejercen la influencia en la capital, sino Kiyomori, jefe de los Taira, que con el paso de los años se va haciendo con más poder dentro de la capital.
La trilogía literaria sobre el final del período Heian enlazado al de los Taira continúa con el siguiente libro, la segunda parte de esta obra de referencia de la literatura japonesa, el Heiji Monogatari, y que explica los acontecimientos que ocurren cuatro años después del fin de la rebelión de Hogen. Go-Shirakawa, antes de abandonar su puesto de Emperador, otorga títulos y reparte beneficios entre los que le apoyaron en el conflicto con su hermanastro mayor. Sin embargo, los Taira que surgen como los más beneficiados despiertan envidias entre sus aliados, los Minamoto, que ansían hacerse con más poder. Los Fujiwara también se sentían ofendidos, dado que aunque aún conservaban puestos más importantes que los Taira, ven como este clan de guerreros, sin ninguna preparación académica ni gusto por el arte y la literatura, igualan a miembros del clan Fujiwara en ciertos rangos sociales dentro de la capital. Entre ellos destaca Fujiwara no Nobuyori, que ve en los Taira un peligro en sus futuras aspiraciones tras ver como el cargo de Consejero Menor había sido otorgado a su rival Fujiwara no Michinori. Nobuyori que provenía de una de las cinco familias de Fujiwara con linaje de Emperador regente entendía que ese puesto hubiese tenido que ser para él, dado que estaba en mejor predisposición familiar que Michinori, sin embargo, según se explica, los favores secretos que ejercía la mujer de Michinori y enfermera del Emperador-retirado, hacia éste, parecía que habían tenido que ver en la ascensión de su marido a un puesto tan alto. En el período Heian existían diferentes puestos en la administración imperial, que como he explicado anteriormente ocupaban principalmente miembros del clan Fujiwara, el primero de todos era el de Emperador regente, pero debido al poder que habían conseguido los emperadores-monje o los emperadores-retirados, esta posición, junto a la de Canciller Imperial, ya no tenía una importancia tan destacada como en el pasado. Luego venía los cargos de Gran Ministro, Ministro de la Izquierda, Ministro de la Derecha y Ministro del Centro, el siguiente rango estaba formado por los consejeros, Consejeros Mayores, Consejeros Medios y Consejeros Menores, luego venían el resto de rangos, entre los cuales se podían destacar cargos como los de Consejeros Asistentes, o por ejemplo los de Capitanes de la Guardia Imperial de la Izquierda y de la Derecha.

Secuestro del Emperador-retirado Go-Shirakawa por parte de Nobuyori en la rebelión de Heiji
Secuestro del Emperador-retirado Go-Shirakawa en la rebelión de Heiji
A finales del 1159, aprovechando que Kiyomori y sus hombres comenzaban un largo peregrinaje por la gran península de Kii, las tropas de Yoshitomo y Nobuyori, lanzan un ataque nocturno y por sorpresa sobre la ciudad capital, primero se hacen con el Emperador-retirado, Go-Shirakawa, y después van en busca del joven Emperador Nijo, refugiado en el palacio de Sanjo, haciéndolo arder para obligar al joven a entregarse. Después de acabar con parte de su escolta, van a la casa del Consejero Menor, Michinori, lo capturan, matan a todo su séquito, y finalmente acaban con él. Una vez tienen como rehenes al Emperador y a su padre, Nobuyori les obliga a que le otorguen el puesto de Gran Ministro. Mientras tanto, Kiyomori es informado de lo acontecido en Kioto durante su peregrinaje por la península de Kii, como la mayor parte de sus tropas se encuentran en Ise, dentro de la misma península, junto a su hijo Shigemori, se hacen con un gran ejército y se dirigen hacia la capital. Yoshitomo sabe que tarde o temprano Kiyomori volverá, pero tiene las tropas justas para defender la ciudad, aproximadamente medio millar, el grosor del ejército Minamoto se encontraba en Kamakura, muy lejos de la capital, y aun si les podía avisar no llegarían antes que Kiyomori. A los pocos días el ejército de Kiyomori llega, estudian la situación y deciden primero de todo, rescatar al Emperador y a su padre. Envían soldados disfrazados de mujer para que lleguen donde los tienen capturados y sacarlos de la ciudad. Cosa que consiguen lograr tras llegar hasta lo que quedaba del palacio de Sanjo, son rescatados y llevados al templo de Ninnna-ji, en las afueras de la ciudad. Una vez padre e hijo estaban a salvo, Kiyomori inició el asalto a la ciudad, con el beneplácito de Go-Shirakawa. La mayor parte de las fuerzas de Minamoto son aniquiladas, y el traidor Nobuyori ejecutado. Yoshitomo consigue huir, sólo para morir a manos de uno de sus hombres de camino a Kamakura. Debido a que durante el ataque nocturno a la ciudad imperial habían quemado un templo budista, los monjes guerreros que habitaban el monte Hiei atacaron a los fugitivos mientras les maldecían, esto pudo provocar que ante el temor de represalias sobrenaturales, los hombres de Yoshitomo le traicionaran. Sin embargo, esto no impidió que Kiyomori ordenase la búsqueda y ejecución de todos los hijos mayores de Yoshitomo. Sólo se salvaron los que tenían una corta edad, entre los que destacaban Yoritomo y Yoshitsune. Yoritomo, de unos trece años de edad cuando mataron a su padre, fue exiliado a la provincia de Izu, dominada por el clan Hojo, donde vivió vigilado por los Taira. Mientras Yoshitsune un niño de corta edad, se quedó a vivir con su madre en Kioto, hasta que fue enviado al templo budista de Kurama, al norte de la ciudad para que se convirtiese en monje, cosa que finalmente no sucedió. La historia de Yoshitsune es una de las más conocidas del Japón, siendo aún uno de los personajes más famosos de la cultura popular japonesa. El Gikeiki es la obra literaria de referencia para saber que sucede con Yoshitsune tras el derrocamiento de los Taira, un libro que mezcla aventuras del joven Minamoto con su fiel compañero, el monje guerrero Benkei, y también gran dosis de drama, debido a la angustia que sufre el personaje al no poder entender las ansias de su hermano por verle muerto.
Sin embargo, es con Yoritomo con quiero acabar este post, Kiyomori, líder Taira, tomó varias decisiones con respecto a Yoritomo que acabaron por condenar a todo su clan. Primero de todo, en un acto de compasión dejó con vida a los hijos pequeños de su mayor rival, se pueden encontrar varios ejemplos en la historia de Japón en los cuales los señores feudales acababan con los hijos varones de un enemigo, los casos más conocidos son cuando los Minamoto lo hicieron con los Taira en la batalla de Dan-no-ura, y los Tokugawa con los Toyotomi en el segundo asedio al castillo de Osaka. En este punto desconozco si en algún momento el Heike Monogatari pudo convertirse en una referencia en este aspecto en posteriores conflictos entre clanes rivales. Por otro lado, exilió a Yoritomo al hogar de los Hojo en la península de Izu, no muy lejos de los dominios de los Minamoto. Aunque Yoritomo estaba vigilado constantemente, era probable que al tener tan cerca el territorio de su clan, al cabo de los años pudiese llegar a contactar con ellos y hacerse fuerte. Enlazando con este dato, otra decisión que pudo condenar a su clan fue alejarlo de la capital, Kiyomori no debía conocer el refrán “Mantén cerca a tus amigos, pero más cerca a tus enemigos”, por mucho que Yoritomo estuviese vigilado por guardias Taira, tarde o temprano, alejado del control de la capital acabaría teniendo cierta independencia de acción, como sucediera con los daimyos de Choshu y Satsuma durante los inicios de la restauración Meiji. Cuando el momento del alzamiento llegase la capacidad de reacción del enemigo estaría limitada bajo el efecto sorpresa. Otro detalle a destacar sería la habilidad del clan Hojo por apostar por los Minamoto y su astucia para aprovecharse por completo de la situación. Es cierto que los progresos de Yoritomo eran desconocidos para los Taira, pero no para los Hojo, después de que Yoritomo hubiese convencido a los Hojo para que le apoyasen en su cruzada contra los Taira, y sumado a una petición expresa del Emperador-monje Go-Shirakawa para realizarlo, los Hojo ayudaron en gran medida a los Minamoto. Sin embargo, cuando estos hubieron triunfado, lo mismo que sucedió con los Fujiwara y los Emperadores, sucedió con los Hojo y los Minamoto. Por mucho que el clan Minamoto iniciase la saga de los Shoguns fundando el primer Shogunato, fueron los Hojo quienes finalmente salieron triunfadores y quienes en realidad dominaron el país durante todo el período Kamakura. Su habilidad a la hora de controlar el tema de las sucesiones, heredada del período Heian, convirtió a este clan en la principal referencia a la hora de remitirnos al cambio que hubo entre los guerreros del pasado y los venideros.
Por último, el dato que menos responsabilidad tiene Kiyomori tiene que ver con el carácter del Yoritomo, poco podía saber, que aquel niño pequeño de tan solo trece años de edad pudiese tener tal determinación para la venganza, una enfermiza voluntad que se llevó por delante también a parte de su propia familia.

Emblema del Clan Taira
Emblema del clan Taira
Nunca se podrá saber si los Taira hubiesen sido aniquilados sin la participación de los Minamoto, la  avaricia de la que hicieron alarde y la falta de respeto que demostraron hacia la figura del Emperador, o mismamente hacia los estamentos religiosos, en especial los budistas, hizo que se ganasen enemigos en muchos lugares del país, y al igual que sucediera con Oda Nobunaga, fuesen considerados como personajes ejemplificadores por muchas escuelas budistas. No es extraño, que durante siglos se propagasen por vía oral o escrita referencias con trasfondo religioso sobre el fin de los Taira, poniendo al clan de Kiyomori como culpables de su propio destino, siéndoles infligido un castigo divino por vulnerar las máximas del budismo, y el Heike Monogatari, del cual hablaré próximamente, fue una de estas referencias.

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